jueves, 3 de junio de 2010

Los guardianes de los petroglifos asistieron a su primer congreso nacional de arte rupestre


El Complejo Arqueológico Rupestre del Río Montalbán. Fuente para el estudio de la historia y la cultura de las sociedades antiguas de los Valles Altos del Occidente de Carabobo.

Omar A. León Liscano


Resumen
El Complejo Arqueológico Rupestre de Montalbán se encuentra ubicado en la cuenca alta del río Aragüíta o Montalbán. Las manifestaciones rupestres que lo conforman fueron estudiadas desde una perspectiva arqueológica, lo que supuso, la prospección del área, la medición de surcos, zanjas, cortes y perforaciones artificiales de las rocas, la ubicación geodésica de los diferentes elementos rupestres identificados, así como, el planteamiento de relaciones formales o funcionales  con otras manifestaciones rupestres regionales y extra regionales. Entre los resultados obtenidos se encuentra el inventario de las manifestaciones rupestres y de algunas formulaciones para dotar de sentido o significado a las mismas.
Palabras Clave:
Grabados sobre rocas, grabados sobre la tierra, apilamientos líticos, morteros líticos, chamanismo.


Introducción

El reconocimiento arqueológico de los Valles Altos del Occidente de Carabobo apenas se ha iniciado. En efecto comienza con la identificación y estudio del geoglifo de la Fila de Olivita (Cruxent, J,M., 1949, pp.109-126), conocido también, como el geoglifo de Chirgua (Delgado, R., 1977, pp. 245-252) o el geoglifo de La Rueda del Indio (Urbani, B. y Urbani, F., 2001, pp. 33-39); del geoglifo de Montalbán (León Liscano, O.A., 2003, pp. 87-100); y de los petroglifos de Agua Linda (León Liscano, O. A., 2004, pp. 25-44).
Esta situación, es decir, la carencia de un adecuado y suficiente nivel de conocimiento sobre las sociedades antiguas de la región, ha motivado la realización del esfuerzo investigativo cuyos resultados parciales se ofrece en esta oportunidad. Se trata en esencia de entregar al estudioso e interesado en estos temas, el inventario, ubicación y el posible significado de los elementos que conforman el Complejo Arqueológico Rupestre de Montalbán.
El proceso investigativo desarrollado ha supuesto la realización de jornadas de trabajo de campo para prospectar la zona, identificar los diferentes elementos rupestres, determinar sus dimensiones, ubicarlos geodésicamente, buscar huellas que revelen los procesos técnicos utilizados en su manufactura, así como, para realizar el registro fotográfico de los mismos.  Asimismo han exigido el trabajo de oficina o gabinete para ordenar,  analizar  y establecer relaciones significativas con las informaciones obtenidas a través del trabajo de campo.
Es de hacer notar que los resultados obtenidos hasta el momento deben ser considerados como hipótesis de trabajo que han de ser contrastadas a través de nuevas investigaciones. Al respecto es necesaria la formación de investigadores que estudien las manifestaciones rupestres desde una perspectiva compleja que integre los enfoques unilaterales y excluyentes que hasta el momento se han utilizado.

Marco Referencial

Los Valles Altos del Occidente de Carabobo se encuentran en una región fisiográfica definida por ramales y estribos montañosos de la vertiente sur de la Cordillera de la Costa (Vila, M-A., 1966, p.36). Los valles así formados, se encuentran entre los 600 y 700 metros sobre el nivel del mar, y desde una perspectiva política y administrativa, conforman los municipios Miranda, Montalbán y Bejuma.
En la unidad política y administrativa donde se encuentra el complejo arqueológico objeto de estudio, esto es, el municipio Montalbán, los elementos fisiográficos montañoso son, al norte, los cerros de El Peñón y de Las Mesas, al este, la montaña de El Marquero, al oeste, la Serranía de Capotillo, la cual presenta como punto culminante, la cumbre de La Copa, la cual se eleva, a 1800 metros sobre el nivel del mar aproximadamente. Al sur de los indicados relieves montañosos, se abre el valle del río Aragüíta o Montalbán, donde se encuentra, la población de este último nombre.
Las áreas montañosas del municipio Montalbán, se caracterizan geológicamente, por presentar, abundantes afloramientos rocosos, de litologías esquistosas y gnéisicas, que pertenecen, de acuerdo a Franco Urbani (comunicación personal), al Complejo San Julián, el cual a su vez, forma parte, de la Asociación Metamórfica Ávila (Urbani, F., 2002, p. 9), la cual, define, a la sección central de la Cordillera de la Costa. Los  indicados afloramientos rocosos se presentan tanto dispersos como agrupados, resaltando, unos u otros en el paisaje, especialmente, cuando se encuentran en  zonas que presentan  vegetación herbácea y/o arbustiva.
Las formaciones vegetales o zonas de vida, de acuerdo al Mapa de Zonas de Vida de Venezuela y a la Memoria Explicativa correspondiente (Ewel, J. y Madriz, A., 1968, pp. 123-160), así como a observaciones propias, presentes entre los 68º y 69º de longitud oeste y, los 10º y 11º de latitud norte, coordenadas geográficas entre las que se encuentran el municipio Montalbán, son: el bosque seco premontano (bs-P), el bosque húmedo premontano (bh-P) y el bosque muy húmedo premontano (bmh-P).
En efecto, el bosque seco premontano se ubica en las zonas planas o valle del río Aragüíta o Montalbán. El bosque húmedo premontano y el bosque muy húmedo premontano, se localizan, en las laderas y estribos, y en las áreas más altas, respectivamente, de la montaña de El Marquero y de la Serranía de Capotillo. La vegetación característica del bosque seco premontano y del bosque húmedo premontano, han sido muy alteradas, producto de la práctica agrícola y de la ganadería, que las han afectado, respectivamente. Del bosque seco sólo se observa una vegetación secundaria en varios estados de degradación o recuperación, y del bosque húmedo premontano, remanentes en lugares de fuerte pendiente, así como, en asociaciones edáficas húmedas, como cauces de quebradas, ríos y en áreas de alto nivel freático, rodeados, de vegetación herbácea, consecuencia de los frecuentes incendios forestales. La vegetación del bosque muy húmedo premontano, se encuentra poca alterada, producto de su ubicación, en las partes más elevadas y distantes de las montañas.
El reconocimiento geográfico de los Valles Altos del Occidente de Carabobo, por parte de los colonizadores españoles, se produce, a partir del XVI, desde El Tocuyo. En efecto, el capitán Juan de Villegas exploró la región, entre los años de de 1547 y 1548,  pasando por el valle de Chirgua, avistando a la laguna de Tacarigua, hasta llegar al litoral marino central, donde realizó el acto de poblar a la Ciudad de Nuestra Señora de la Concepción de Borburata (Manzo, T., 1981, p. 41). En el valle de Chirgua, el referido funcionario colonial se encontró, con los aborígenes Chiruas o Chirguas,  y en el lago y sus contornos, con los Tacariguas (Manzo, T., 1981, p. 36).
En el año de 1551, el capitán Damián del Barrio, exploró detenidamente la región, descubriendo en ella las minas de oro de Buría, para cuya explotación, funda el Real de Minas de San Felipe de Buría (Troconis de Veracoechea, E., 1988, p. 1093). Tales minas y fundación, tendrían una vida efímera, producto de la rebelión efectuada en el año de 1553 por los negros esclavos que laboraban y vivían en ellas, encabezada por el Negro Miguel.
Los sucesivos intentos de repoblación a los Valles del oriente de Yaracuy y del occidente de Carabobo, para la explotación de aquellas y otras minas de oro localizadas, por los españoles, se vieron frustrados, por la insurrección de los indios Jirajaras,  grupo indígena asentado desde tiempo prehispánico al oeste de la región. En efecto, los indios Jirajaras se resistieron a la ocupación española de la región, a través, de continuas y sangrientas luchas, acaecidas, entre los años de 1554 y 1628. La mencionada resistencia sólo pudo ser vencida  por el capitán Juan de Meneses y Padilla, a través, de la puesta en práctica  de una política de  exterminio de los aborígenes alzados. (Troconis de Veracoechea, E., 1984, p. 243), la cual seguramente afectó también, al resto de los grupos étnicos asentados en la región. De alguna manera, el año de 1628, marca el fin del proceso de conquista, y el inicio, del proceso colonizador de los Valles Altos del Occidente de Carabobo, ahora  irradiado, desde la recién fundada Villa de Nuestra Señora de la Victoria del Prado de Talavera, es decir, la actual ciudad de Nirgua.
El proceso colonizador de los Valles Altos del Occidente de Carabobo, comenzará de manera paulatina, con la ocupación de la región, a partir, del siglo XVII, por colonos españoles y europeos en general, interesados en el aprovechamiento económico de la misma, a través, del establecimiento del régimen de la hacienda, basadas en relaciones de producción esclavistas y/o semi-feudales.
En el caso particular del espacio geográfico que ocupa el municipio Montalbán, el proceso de colonización, se produce entre los siglos XVII y XVIII,  mediante  el establecimiento,  de colonos, fundamentalmente españoles y canarios, en el valle del río Aragüíta, con la intención deliberada de desarrollar en él, actividades económicas de tipo agropecuarias. Un grupo de los indicados colonizadores (Jiménez León, M., 1998, Página Web en línea), en el año de 1732, solicitan y obtienen el permiso de las autoridades competentes, para fundar una iglesia en las inmediaciones del  referido valle, a partir de la cual, se formaría  el pueblo de Españoles de la Pura y Limpia Concepción de Montalbán.
Los Valles Altos del Occidente de Carabobo, como se indicó arriba, no han sido prospectados, y menos aún, investigados arqueológicamente de manera sistemática, pero desde una perspectiva geográfica, se encuentran vinculados, a la Cuenca del Lago de Valencia.  La evaluación de las investigaciones arqueológicas que se han efectuado en la Cuenca del Lago de Valencia, ofrecen, una cronología que abarcaría desde el período I, 7000-3000 antes del presente, representado por el denominado Complejo Michelena (cazadores-recolectores) o complejo precerámico, pasando por ocupaciones correspondientes al período II (parte tardía) y comienzos del III (1600-300 antes del presente a 1600-800 antes del presente), representados por los Estilos El Palito y La Cabrera; finalmente, ocupaciones durante el período IV (450-0 antes del presente), representadas por la Fase o Estilo Valencia (Vargas, I., 1990, p. 129). Los procesos sociales que se verificaron históricamente en la Cuenca del Lago de Valencia, esto es, el establecimiento de sociedades de bandas y/o tribales,  podrían haber ocurrido también en los Valles Altos del Occidente de Carabobo, por la acción de los mismos u otros grupos étnicos que los hicieron en aquella, en atención, a la contigüidad geográfica que presentan ambas unidades fisiográficas.

Análisis Descriptivo del Complejo Arqueológico                                                            

Las diversas manifestaciones rupestres que componen este complejo arqueológico se encuentran ubicadas en la cuenca alta del río Aragüíta o Montalbán. La superficie ocupada por el referido complejo arqueológico es de 180 hectáreas aproximadamente, las cuales se encuentran, entre los 700 metros hasta los 1200 metros sobre el nivel del mar (véase la figura Nº 1).
El acceso al área que ocupa el complejo arqueológico puede realizarse a través de un camino de tierra que se dirige hacia el dique de acueducto rural, esto es, paralelo al curso del río Montalbán, o a través, de una carretera de tierra, en estado de abandono, que parte del noreste del pueblo de Montalbán y culmina en el Cerro de Las Mesas.
El primer afloramiento rocoso que contiene uno o más grabados sobre rocas, siguiendo la segunda forma de acceso a la zona arqueológica, se encuentra a 10º 13’ 19.2’’ de latitud Norte,  a 68º 20’ 00.9’’ de longitud Oeste y a 774 metros sobre el nivel del mar. Se trata de una roca de 2.60 metros de largo y de 1.35 metros de ancho que tiene grabada una cara de 23 centímetros de largo por 19.5 centímetros de ancho. El ancho y la profundidad de los surcos es de 1.5 centímetros y 0.4 centímetro respectivamente.
Siguiendo el ascenso se encuentra una roca aflorada  a 10º 13’ 26.6’’ de latitud Norte, a 68º 20’ 02.1’’ de longitud Oeste y a 846 metros sobre el nivel del mar. La roca es de 0.95 metros de largo por 0.76 metros de ancho y contiene una espiral de 26.5 centímetros de largo por 23 centímetros de ancho. Los surcos que la definen tienen de ancho 2.0 centímetros y una profundidad de 1.2 centímetros.
Reanudando la marcha por la vía indicada se encuentra una roca aflorada de 2.20 metros de largo y 1.60 metros de ancho que tiene grabada el parto o alumbramiento de un personaje relacionado con otro del mismo sexo. En la parte superior e inferior del segundo personaje se encuentran un punto. La escena descrita es de 78 centímetros de largo y 62 centímetros de ancho. Sus surcos son de 1.5 centímetros de ancho y de 0.4 centímetro de profundidad. Esta roca está ubicada a 10º 13’ 46.9’’ de latitud Norte, a 68º 20’ 10’’ de longitud Oeste y a una altura de 975 metros sobre el nivel del mar.
Continuando el ascenso a través de la vía indicada se llega a un afloramiento rocoso, ubicado  en el parte de aguas que van hacia el Río Montalbán y hacia la Quebrada de Agua Linda (véase la figura Nº 2).  Entre las rocas que se concentran en el lugar se encuentran cuatro que están grabadas. La más grande, de 6.0 metros de largo por 5.30  metros de ancho, y referencia del grupo, se encuentra a 10º 13’ 55.4’’ de latitud Norte, a 68º 20’ 18.2’’ de longitud Oeste y a una altura de 1028 metros sobre el nivel del mar. Entre los grabados que contiene se encuentran: una cara o máscara (Véase la Figura Nº 3); la luna y otro planeta o estrella; un grabado compuesto por un punto central y seis puntos de menor tamaño que lo rodean, contigua a la cual, se encuentra una figura humana contenida dentro de un espacio definido por líneas curvas; un pájaro; el sol, la luna y otro planeta o estrella; una espiral; un ave de complejo diseño; dos grabados que semejan la lucha entre dos animales; una cara y una espiral; una representación humana, un pez y una cara; dos grabados que definen cada uno, un área central rodeada o protegida a su alrededor, con una abertura hacia el sur; una cara o rostro con dos trazos que se cortan; un felino; un mono; un diseño abstracto; y un grabado compuesto por un punto central, alrededor del cual, se encuentran seis puntos de menor tamaño. Los grabados de esta roca tienen un surco que oscila entre 1.0 y 1.5 centímetros  de ancho, así como, una profundidad que oscila de 0.4 y 1.0 centímetro.
Además de los grabados anteriormente indicados, la roca más grande tiene una horadación, de sección elíptica, de 32 centímetros de largo, de 10 centímetros de ancho y de 10 centímetros de profundidad. Se trata sin duda de un mortero lítico.
A la izquierda de la roca grabada anterior se encuentra otra de menor dimensión que contiene dos grabados. Uno que semeja a un individuo sentado sobre el suelo, y el otro, es de diseño similar al  geoglifo de la Rueda del Indio ubicado en la Fila de Olivita en el vecino valle de Chirgua (Véase la Figura Nº 4). La otra roca ubicada detrás de la descrita anteriormente presenta grabada una espiral. Los surco de los grabados que tiene la primera varía entre 0.8 y 1.5 centímetros de ancho y entre 0.5 y 1.0 centímetros de profundidad. Los surcos de los grabados de la segunda de estas piedras varían entre 1.0 y 1.3 centímetros de profundidad y entre 0.4 y 0.8 centímetros de profundidad.
Distante unos 15 metros de distancia de las tres rocas grabadas descritas se encuentra  una laja que tiene un grabado de tipo antropomorfo, de sexo femenino, que tiene tres dedos en cada uno de sus manos y pies. Los surcos que lo conforman tienen entre 0.4 y 0.5 centímetros de ancho y entre 0.3 y 0.4 centímetros de profundidad.
Retomando la carretera, y el ascenso sobre el estribo montañoso, al lado izquierda de la misma, se encuentra otro afloramiento rocoso que contiene seis grandes rocas grabadas, que forman al parecer, un conjunto diferenciado.
La primera de las rocas grabadas está ubicada a 10º 13’ 53.6’’ de latitud Norte, a 68º 20’ 18.9’’ de longitud oeste y a una altura de  1.051 metros sobre el nivel del mar. Ella presenta grabada la figura de un personaje mítico que parece llevar o conducir a un hombre. La figura es de 81 centímetros de largo y 62 centímetros de ancho. El ancho de los surcos oscila entre los 3.0 y 6.0 centímetros y su profundidad oscila entre los 0.8 y 1.2 centímetros. Completan la escena entorno a la figura, en su parte superior, dos pequeños grabados, al parecer, una animal y una cara, y en su parte inferior, a manera de apéndice de su pierna derecha una pequeña figura humana.
Detrás de la piedra grabada anterior, se encuentra otra que tiene dos grabados, a su izquierda una cara y a su derecha una máscara. Atrás de esta roca, y por ende, frente a la primera de este grupo, se encuentra una roca que tiene grabada a un personaje que corre detrás de un animal. A la zaga de la escena se encuentra una figura compuesta de un punto central y ocho puntos alrededor del mismo, y algo más distante,  otra compuesta de un punto central y seis puntos a su alrededor.
A la derecha de las piedras anteriores, a 35 metros aproximadamente, se encuentra otra piedra, que tiene grabada una compleja escena de naturaleza cosmogónica (véase la Figura Nº 5). Esta piedra se encuentra a 10º 13’ 53.0’’ de latitud norte, a 68º 20’ 18.9’’ de longitud oeste y a una altura de 1.043 metros sobre el nivel del mar. Las dimensiones de la escena son de 117 centímetros de largo por 83 centímetros de ancho. El ancho de los surcos es de 1,5 centímetros y su profundidad de 0,6 centímetros.
En el borde del área, en dirección al pueblo de Montalbán, se encuentra una laja dispuesta verticalmente que muestra grabada un personaje de sexo masculino de manos y pies de tres dedos. En su mano derecha tiene un punto central alrededor del cual se encuentran ocho puntos de menor tamaño. Debajo de este último grabado se encuentra la figura de un cerro truncado. La roca contentiva de la escena se encuentra a 10º 13’ 52.6’’ de latitud Norte, 68º 20’ 18.9’’ de longitud Oeste y a una altura de 1041 metros sobre el nivel del mar.
Vinculada con el agrupamiento rocoso anterior se encuentra una roca de 2.30 metros de largo y de 1.40 metros de ancho, que tiene un grabado de tipo astronómico, compuesto por un punto central rodeado de ocho puntos, de menor tamaño, los que a su vez, están rodeados de siete puntos de tamaño mayor que todos los anteriores (Véase la Figura Nº 6). El diámetro y profundidad de los puntos que conforman el grabado, desde el centro hacia el exterior, es de 6.0, 3.5 y 6.5 centímetros y de 2.0, 1.0 y 2.9 centímetros, respectivamente. Esta roca se encuentra ubicada a 10º 13’ 52.9’’ de latitud Norte, a 68º 20’ 19.0’’ de longitud Oeste y a una altura de 1049 metros sobre el nivel del mar.
Más abajo del afloramiento rocoso anterior, en dirección al río Montalbán, se encuentran dos rocas que contienen grabados. La de la izquierda tiene grabado un personaje que se desplaza y la de la derecha tiene grabado un personaje diseñado desde la cintura hacia arriba. Este último tiene en cada mano tres dedos y en su cabeza las orejas. La ubicación de estas rocas, una al lado de la otra, es de 10º, 13’ 50.8’’ de latitud Norte, 68º 20’ 24.4’’ de longitud Oeste y se encuentran a 1031 metros sobre el nivel del mar.
Es de hacer notar que desde el lugar anterior, desplazándose en dirección Noreste, se accede a un ramal de un estribo montañoso del Cerro de Las Mesas que tiene en una de sus laderas una figura grabada.  También puede accederse a este grabado sobre tierra o geoglifo desde la carretera que sube hacia el cerro de Las Mesas, superando la cota 1060 metros sobre el nivel del mar, tras superar una pronunciada curva hacia la izquierda, se deja la carretera y se desciende unos 50 metros, hasta ubicar en la falda del estribo al indicado geoglifo.
El geoglifo se encuentra ubicado a 10º 13’ 54.6’’ de latitud Norte,  a 68º 20’ 26.9’’ de longitud Oeste, y a una altura de 1.022 metros sobre el nivel del mar. La superficie de la falda montañosa ocupada por el grabado, definida por las dimensiones máximas de la misma, 41.50 metros de largo y de 34.7 metros de ancho, es decir, es de 1440 metros cuadrados aproximadamente. Con tales dimensiones, así como, con la inclinación de más del 50 % que posee la ladera montañosa donde se encuentra, el geoglifo tiene un buen rango de visibilidad (véase la Figura Nº 7).
El geoglifo está conformado por dos elementos claramente diferenciados por su tamaño y ubicación en el conjunto. En efecto, el primer elemento, el mayor extensión, ubicado en la parte inferior del conjunto, está compuesto por una zanja vertical, de cuyo extremo superior salen dos zanjas horizontales, una hacia la derecha y otra hacia la izquierda, de longitudes diferentes, que definen dos ramales de zanjas, caracterizados por estar compuestos por zanjas verticales y horizontales dispuestas alternativamente de diversos tamaños.
El ramal de zanjas de la derecha, que se apoya en la zanja vertical de 7.0 metros de longitud que funge de eje del geoglifo, está conformado por cuatro (4) zanjas, alternativamente horizontales y verticales, de longitudes aproximadas de 5.5, 7.8, 14.15 y 3.65 metros, respectivamente. El ramal de zanjas de la izquierda, que tiene el mismo punto de apoyo que el ramal de la derecha, está conformado por seis (6) zanjas, alternativamente horizontales y verticales, de longitudes aproximadas de 4.62, 5.23, 7.8, 5.5, 4.1 y 6.40 metros, respectivamente.
El ancho y la profundidad de las zanjas que conforman el primer elemento del geoglifo tienen en promedio 0.80 y 0.40 metros, respectivamente, aunque algunas zanjas pueden alcanzar la profundidad de 0.65 metros.
El segundo elemento de este geoglifo, el de menor extensión, se encuentra ubicado en la parte superior del mismo, a una distancia de 19.8 metros de la zanja vertical que sirve de soporte a los dos ramales de zanjas y de eje vertical de todo el geoglifo. El elemento en cuestión está definido por cuatro (4) zanjas, de disposición vertical y horizontal alternativamente, de longitudes diferentes. Las Zanjas que conforman este segundo elemento tienen una longitud aproximada de 6.2, 8.6, 6.7 y 7.3 metros, respectivamente.
La anchura y profundidad de las zanjas que conforman el segundo elemento del geoglifo son similares a las del primer elemento del conjunto, esto es, de 0.80 y 0.40 metros respectivamente.
Con respecto al diseño propiamente dicho del geoglifo, debe indicarse que el mismo es una representación geométrica rectilínea, que muestra como patrones lineales o elementos geométricos básicos a la recta.
El geoglifo se encuentra cercano a un apilamiento lítico, compuesto de rocas que oscilan entre los 0.2 y 0.4 metros de longitud, dispuestas horizontalmente, hasta alcanzar una altura de 1.0 metros aproximadamente (Véase la Figura Nº 8). La longitud de este apilamiento es de unos 85 metros aproximadamente, y en algunos puntos o lugares integra dentro de él rocas afloradas. Los elementos que conforman este apilamiento son fragmentos de esquistos, obtenidos de los afloramientos de rocas metamórficas existentes en la zona. Esta estructura lítica se encuentra en el pequeño valle que se extiende al pie del estribo donde se encuentra el geoglifo, delimitando el espacio desde donde se ve de frente a la figura de aquel otro, donde se encuentran algunas rocas grabadas o petroglifos.
Partiendo del geoglifo, en dirección sur, a 400 metros aproximadamente, se llega a otro sector de rocas afloradas, muchas de las cuales, se encuentran grabadas. Se trata de una planada, ligeramente inclinada, en la que se encuentran al menos 26 rocas grabadas. Los grabados más comunes representan caras o rostros de diversos personajes.
Entre las referidas rocas se encuentra una de 1.10 metros de largo y 0.83 metro de ancho, ubicada a 10º 13’ 48.7’’ de latitud Norte, a 68º 20’ 26.0’’ de longitud Oeste y a una altura de 993 metros sobre el nivel del mar, que tiene grabado a dos personas o seres que porta o utilizan máscaras (Véase la Figura Nº 9). El ancho de los surcos de estos grabados varía entre 1.5 y 2.5 centímetros y la profundidad varía entre 0.6 y 1,0 centímetros.
Cercana a la anterior se encuentra una roca de 4.10 metros de largo y 2.40 metros de ancho, ubicada a 10º 13’ 48.6’’ de latitud Norte, a 68º 20’ 25’’ de longitud Oeste y a una altura de 993 metros sobre el nivel del mar, que tiene grabada una cara rectangular de 68 centímetros de largo por 41 centímetros de ancho. Los surcos tienen un ancho de 1.5 centímetros y una profundidad de 0.6 centímetros.
Otra de las rocas grabadas de esta zona se encuentra ubicada a 10º 13’ 43.2’’ de latitud Norte, 68º 20’ 25.7’’ de longitud Oeste y a 990 metros sobre el nivel del mar. Se trata de una roca de 3.92 metros de largo por 1.60 metros de ancho, que tiene grabados, animales, personajes y deidades de atributos zoo antropomorfos (Véase la Figura Nº 10). Los surcos de los grabados contenidos en esta roca varían entre los 1.5 y 3.0 centímetros de ancho y de 1.0 y 3.0 centímetros de profundidad.
Más al sur, se encuentra otra roca grabada ubicada a 10º 13’ 45.8’’ de latitud Norte, a 68º 20’ 24.8’’ de longitud oeste y a una altura de 958 metros sobre el nivel del mar, que muestra un personaje en el momento de parto, al que se mantiene unida a través de un trazo, por otro personaje sugerido por sus ojos y nariz. Se en esta roca dos pequeños grabados más, al parecer, la cara de una persona y de un animal. Esta roca mide 4.93 metros de largo y 3.05 metros de ancho.
Otra piedra grabada se encuentra ubicada a 10º 13’ 45.4’’ de latitud Norte, a 68º 20’ 24.4’’ de longitud Oeste y a 954 metros sobre el nivel del mar. La dimensión de la misma es de 2.56 metros de largo por 1.80 metros de ancho. Se trata de una laja  grabada que muestra el proceso de acecho y acometida de un felino a una o varias personas (Véase la Figura Nº 11). La escena indicada tiene surcos  que varían entre 0.8 y 1.2 centímetros de ancho y de 0.2 y 0.4 centímetros de profundidad.
Luego de la roca anterior, se continúa descendiendo, en dirección suroeste, hasta llegar a La Llanada, pie de monte que se extiende entre el bosque de galería del río Montalbán y los ramales del estribo montañoso que conforma el Cerro de Las Mesas.
Una de las rocas grabadas de este sector, de 3.15 metros de largo y 2,46 metros de ancho, ubicada a 10º 13’ 43.9’’ de latitud Norte, a 68º 20’ 23.1’’ de longitud Oeste y a 934 metros sobre el nivel del mar, se encuentra grabada en su mayor parte con figuras antropomorfas y zoomorfas, parcial y esquemáticamente elaboradas, que parecen flotar frente al observador (Véase la Figura Nº 12). Los surcos de estos grabados varían entre 1.5 y 2.0 centímetros de ancho y de 0.3 y 0.5 centímetros de profundidad.
A 40 metros de distancia de la roca anterior, se encuentra una laja de 1.94 metros de largo y 1.40 metros de ancho, específicamente ubicada a 10º 13’ 43.4’’ de latitud Norte, a 68º 20’ 22.4’’ de longitud Oeste y a 924 metros sobre el nivel del mar, que tiene grabada una cuadrado en cuyo interior se encuentran tres filas de grecas, unido en su parte superior izquierdo a un lagarto y a un personaje (véase la Figura Nº 13). Al lado izquierdo del cuadrado indicado está grabada la figura de un pez, así como, tres trazados sinuosos en la parte inferior de la roca. El ancho de los surcos varía en 0.9 y 1.1 centímetros y la profundidad que presentan varía entre 0.3 y 0.4 centímetros.
En una roca de 1.80 metros de largo y 1.70 metros de ancho, que se encuentra ubicada a 10º 13’ 36.8’’ de latitud Norte, a 68º 20’ 23.3’’ de longitud Oeste y a 870 metros sobre el nivel del mar, se encuentra grabada una escena donde se enfrenta un personaje y un animal. Dicha escena está rodeada de puntos de diversos diámetros. El ancho de los surcos del grabado varía entre 1.0 y 1.5 centímetros y la profundidad varía entre 0.3 y 0.5 centímetros. Sobre el borde más alto de la roca se encuentra elaborado un mortero lítico de sección circular que tiene 14.5 centímetros de profundidad y 12 centímetros de diámetro. Este mortero tiene en la pared que lo forma un conducto perforado de 2 centímetros de diámetro que sirve para conducir la parte líquida o zumo de alguna planta (Véase la Figura Nº 14).
En esta zona se encuentra un apilamiento lítico de más de 600 metros de longitud (Véase la Figura Nº 15). Este artefacto arqueológico es formado por dos secciones de rocas apiladas, que al converger en la parte más baja de La Llanada, asciende por un lado del estribo montañoso que se dirige al Cerro de Las Mesas.
El referido apilamiento lítico está elaborado con lajas de diversos tamaños  dispuestas de forma horizontal siguiendo la dirección indicada (véase la Figura Nº 16). El apilamiento lítico incorpora a aquellas rocas afloradas que se encuentran en su camino.
En una roca aflorada de 3.0 metros de largo y de 2.02 metros de ancho, ubicada a 10º 13’ 29.0’’ de latitud Norte, 68º 20’ 13.4’’ de longitud Oeste, y a una altura de 820 metros sobre el nivel del mar, que forma parte de la sección derecha de rocas apiladas que converge para formar el apilamiento rocoso indicado, se encuentra un mortero lítico de  forma cónica de 33 centímetros de diámetro en su parte superior y 30 centímetros de profundidad. Asimismo esta roca se encuentra grabada con dos puntos dispuestos en línea recta.
Tomando como referencia la roca grabada con el enfrentamiento entre el personaje y un animal, así como, con el mortero lítico con conducto para el acopio del zumo de las plantas procesadas, se encuentra en dirección suroeste un afloramiento rocoso que contiene varias rocas grabadas.
Una de estas rocas, de 2.60 metros de largo y 1.31 metros de ancho, ubicada a 10º 13’ 29.9’’ de latitud Norte,  a 68º 20’ 15.8’’ de longitud Oeste y a una altura de 810 metros sobre el nivel del mar, presenta grabada un personaje que tiene su cabeza definida por cuatro puntos, su cuerpo definido por surcos rectilíneos, que sostiene en la mano derecha a un individuo o personaje y en la izquierda a un animal.
Otra roca, de 1.18 metros de largo y 1.0 metro de ancho, se encuentra grabada con un personaje de cara sonriente y cuerpo formado por un surco vertical. El surco del grabado varía entre 1.5 y 2.0 centímetros de ancho y varía de 1.0 y 1.5 centímetros de profundidad. La roca además tiene  un punto cercano al centro de la misma.
La siguiente roca de 3.40 metros de largo y 2.20 metros de ancho, ubicada a 10º 13’ 29.7’’ de latitud Norte, a 68º 20’ 16.2’’ de longitud Oeste y a 808 metros sobre el nivel del mar, está grabada, de derecha a izquierda, con: un punto central rodeado parcialmente de seis puntos más pequeños; un astro luminoso contiguo a una figura antropomorfa con cinco puntos; un animal de rabo prensil; una cara con párpados inferiores resaltados en cuya cercanía hay un punto grande, un pie de cuatro dedos y un punto pequeño; un animal de rabo prensil; un venado; un punto grande rodeado parcialmente por cinco puntos más pequeños y un punto pequeño rodeado parcialmente por cinco puntos de menor tamaño; una cara con orejas que tiene alrededor dos pies u un punto grande rodeado parcialmente de cinco puntos pequeños y por un animal en movimiento. El ancho de los surcos de los grabados oscilan entre 1.0 y 2.5 centímetros y su profundidad oscila entre 0.5 y 0.6 centímetros.
Luego se encuentra otra roca, de 1.40 metros de largo y de 1.10 metros de ancho, que tiene grabada un grupo de puntos dispuesto de una forma determinada, que recuerdan, la disposición de las estrellas en el firmamento. El diámetro de los puntos que forman el grabado es variable.
La siguiente roca, de 2.64 metros de largo y 1.58 metros de ancho, tiene grabada, de derecha a izquierda, un personaje sin extremidades superiores y con extremidades inferiores elaboradas con líneas curvas; un punto grande; un individuo; un punto grande rodeado parcialmente de cinco puntos; un ave; un personaje de brazos sobredimensionados;  un pequeño agrupamiento de cinco puntos; un ave o insecto volador; un círculo y un punto debajo de los cuales hay una línea que al final se dobla; un pie con cinco dedos; una tortuga y un punto rodeado parcialmente por seis puntos de menor tamaño (Véase la figura Nº 17). Esta roca grabada se ubica a 10º 13’ 29.7’’ de latitud Norte, a 68º 20’ 16.2’’ de longitud Oeste y a 796 metros sobre el nivel del mar. El ancho de los surcos oscila entre 1.0 y 2.0 centímetros y la profundidad de los mismos oscila entre 0.2 hasta 2.0 centímetros. Frente  a esta piedra esta otra que tiene grabado, al menos, una cara de forma triangular.
Bajando 100 metros aproximadamente desde la roca anterior, en dirección al dique del acueducto rural, se encuentra una otra de 2.64 metros de largo y 1.72 metros de ancho, que tiene grabada un personaje masculino sentado que porta en su cabeza una corona (véase la Figura Nº 18). El ancho de los surcos varía entre 1.0 y 1.5 centímetros y la profundidad de los mismos lo hace entre 0.5 y 1.0 centímetros.  Esta roca grabada se encuentra a 10º 13’ 25.2’’ de latitud Norte, a 68º 20’ 18.2’’ de longitud Oeste y a 761 metros sobre el nivel del mar.
A 22 metros aproximadamente del grabado anterior, continuando el recorrido hacia el dique, se encuentra otra roca de 3.60 metros de largo y 1.80 metros de ancho, que contiene, de derecha a izquierda, los siguientes grabados: una cara; un autoridad sentada; una cara; un personaje zoo antropomorfo; una mujer o personaje pariendo y; un personaje con sus extremidades superiores sobre dimensionadas (Véase la figura Nº 19). Los surcos de este grabado oscilan entre 1.40 y 1.60 centímetros y su profundidad oscila entre 0.3 y 0.5 centímetros. Esta roca se encuentra ubicada a 10º 13’ 24.6’’ de latitud Norte, a 68º 20’ 18.2’’ y a una altura de 758 metros sobre el nivel del mar.
Continuando 30 metros en la dirección ya indicada se encuentra una roca de 2.90 metros de largo y 1.60 metros de ancho que tiene grabado a la derecha un rectángulo que contiene dos filas de grecas completas, es decir, de tres grecas cada una, y una fila de grecas incompleta, con solo una greca. Arriba de este grabado se encuentran una cara y un individuo esquemáticamente elaborado. A la izquierda tiene grabado un pez. Esta roca se encuentra ubicada a 10º 13’ 23.5’’ de latitud Norte, a 68º 20’ 18.6’’ de longitud Oeste y a una altura de 755 metros sobre el nivel del mar.
Es de hacer notar que en la zona de Cordero, a la que se accede a través de la carretera que va hacia el Cerro de Las Mesas, se encuentra pequeño apilamiento lítico específicamente, a 10º 14’ 09.0’’ de latitud Norte, a 68º 20’ 27’’ de longitud Oeste y a una altura de 1154 metros de altura sobre el nivel del mar, así como, una roca grabada de 1.70 metros de largo y 1.46 metros de ancho, que tiene grabada  una tortuga que en su extremo inferior izquierdo y en su extremo superior derecho se encuentra flanqueado por cuatro puntos respectivamente (Véase la Figura Nº 20). Los surcos de este grabado oscilan de 1.0 a 1.5 centímetros de ancho y de 1.0 y 1.2 centímetros de profundidad. Esta última roca grabada se encuentra 10º 14’ 03’’ de latitud Norte, a 68º 20’ 34.8’’ de longitud Oeste y a 1091 metros sobre el nivel del mar.
Cerca de la cumbre del Cerro de Las Mesas, se encuentra una roca ubicada a 10º 14’ 13.7’’de latitud Norte, a 68º 20’ 24.2’’ de longitud Oeste y a  una altura de 1144 metros sobre el nivel de mar, que tiene el grabado una  mujer pariendo (Véase la Figura Nº 21). El grabado mide 0.88 metro de largo y 0.63 metro de ancho. Los surcos del mismo varían de 1.0 a 1.5 centímetros de ancho y de 0.3 a 0.5 centímetros de ancho. Asimismo se ha identificado en esta zona un mortero lítico que tiene la parte superior 22 centímetros y una profundidad de 20 centímetros, así como, un apilamiento lítico a 10 metros de la quebrada.


Discusión y Comentarios

En el área prospectada hasta el momento se ha identificado el grabado sobre roca, el grabado sobre el suelo, el apilamiento lítico y los morteros líticos.
Las técnicas básicas utilizadas para la elaboración de los distintos tipos de artefactos arqueológicos son la abrasión y la percusión. Estas técnicas complementarias fueron utilizadas combinando sus variantes, es decir, la abrasión linear, la abrasión rotativa, la percusión directa y la percusión indirecta, de acuerdo al tipo específico de artefacto arqueológico que era elaborado, así como, de las características físicas de las rocas y del suelo utilizado.
En la elaboración del grabado sobre roca se usó la percusión indirecta, la abrasión linear y la abrasión rotativa, en la del grabado sobre tierra la percusión directa, la percusión indirecta y la abrasión linear, en el apilamiento lítico la percusión directa e indirecta, y en los morteros líticos la abrasión rotativa y la percusión indirecta.
La zona que ocupa el complejo arqueológico no muestra indicios o evidencias materiales de tipos cerámicas, líticas u óseas, que evidencien el uso de la misma como sitio de habitación, de trabajo o de cementerio por parte del grupo sociocultural que los elaboró. Esto indica que la zona era ocupada periódicamente para los efectos de desarrollar rituales y ceremonias religiosas. Los vestigios de los lugares de habitación y trabajo de los grupos indígenas se encuentran en las áreas planas, es decir, en el valle del río Montalbán.
Desde una perspectiva iconográfica los grabados sobre roca muestran diseños zoomorfos, zoo-antropomorfos, antropomorfos, geométricos y astronómicos. Estas representaciones son indicativas de la práctica de un culto o religión de tipo cósmica, es decir, integradora de los diversos niveles y elementos del cosmos.
El operador fundamental de un culto o religión de este tipo es el chamán quien a través de un conjunto de métodos extáticos y terapéuticos logra el contacto con los niveles y elementos del cosmos. Uno de los métodos utilizados por el chamán para el acceso a los niveles y elementos del cosmos es el consumo de sustancias de origen vegetal con propiedades visionarias.
Una evidencia del consumo de sustancias de origen vegetal con propiedades visionarias se encuentra en la presencia de morteros líticos. En ellos se trituraba la o las plantas utilizadas con la finalidad de extraer el zumo que consumido directo o procesado facilitaba el trance y traslado de los participantes en la ceremonia hacia los niveles y elementos del cosmos.
El consumo de sustancias con propiedades visionarias supone la identificación botánica, así como, farmacológica de las plantas utilizadas. En este sentido ha de indicarse que en la Cordillera de la Costa se ha reportado la presencia de la Banisteria argentea (Schnee, 1973, pp. 628-629) y de la Banisteria cornifolia (Schnee, 1973, pp. 581-582). Estas plantas podrían contener, como la Banisteria caapi y la Banisteria rusbyana, presentes en el Noroeste Amazónico, sustancias como la Harmalina y el N,N-dimetiltriptamina, que inducen la producción de pautas o motivos en las que se han inspirado a los grupos indígenas de esa región para elaborar los diseños característicos de sus diversas manifestaciones plásticas (Reichel-Dolmatoff, 1978, pp. 177-180).
De resultar farmacológicamente negativa la presencia de las sustancias indicadas en la Banisteria argentea y la Banisteria cornifolia es posible que los grupos indígenas asentados en la región que conforman los valles del macizo de Nirgua o valles altos de Carabobo y Yaracuy hayan obtenido la Banisteria caapi o la Banisteria rusbyana, a través del intercambio que facilitaba la existencia de macrosistemas políticos-económicos indígenas del Noroeste Amazónico conformados a partir del 2000 A.P. (Vidal, 2000, p. 12).
Es importante señalar que durante el proceso de consumo de las sustancias visionarias, específicamente, de la Banisteria caapi, en el contexto de las etnias del Noroeste Amazónico, se suscitan en principio motivos de tipos geométricos y, posteriormente, motivos figurativos combinados con elementos abstractos (Reichel-Dolmatoff, 1978, 158-180). Estos motivos, de manera general, son similares a los representados en los grabados sobre roca presentes en el complejo arqueológico estudiado, razón por la cual, es posible establecer una afinidad cultural entre los grupos étnicos del Noroeste Amazónico y los grupos étnicos establecidos en los Valles Altos del Occidente de Carabobo.
En apoyo al planteamiento anterior ha de indicarse que los grupos étnicos establecidos en los Valles Altos del Occidente de Carabobo formaron parte del área cultural de los Arawakos Occidentales (Acosta Saignes, M., 1961, pp. 45-53), y como tal, tuvieron su origen en alguno o algunos de los grupos o sociedades o matrices ancestrales Maipure del Norte establecidos en el alto río Orinoco o en el alto río Negro.
En la misma perspectiva anterior, y de acuerdo a las hipótesis que estructuran el modelo sobre la expansión de los grupos Maipures del Norte (Zucchi, 2000, p.p. 26-29), entre los 2800 y 2000 A.P., la zona del Alto Orinoco y del Alto Negro, fue afectada por una fase seca que determinó cambios en la cantidad y disponibilidad de recursos en la misma, que aunado a una población numerosa, condujeron a una mayor competencia por los recursos y a un aumento de las tensiones intra e intertribales, que propiciaron la emigración de algunas unidades sociales sibs y fratrías pertenecientes a los grupos matrices Proto Manao-Baré, Proto Palikur y Proto Curripaco desde sus territorios ancestrales hacia norte de Suramérica.
Es de hacer notar, que las similitudes formales entre grabados sobre roca presentes en el complejo arqueológico rupestre de Montalbán con el geoglifo de la Rueda del Indio en Chirgua, con los grabados sobre roca de La Seca en Canoabo, con los grabados sobre rocas de Inagoanagoa y con los que forman parte del complejo arqueológico rupestre de Vigirima expresan un origen común. Además entre los dos complejos arqueológicos rupestres indicados las similitudes se extienden prácticamente a todos los elementos que los componen, lo cual hace suponer también, una creciente complejidad cultural propia de las sociedades tribales jerárquicas cacicales.
Desde la perspectiva anterior es probable que los aborígenes que ocuparon el Valle del río Montalbán o Aragüíta hayan desarrollado, o al menos, iniciado el tránsito desde una sociedad tribal igualitaria hacia una sociedad tribal jerárquica cacical, como parece indicar la creciente complejidad que las manifestaciones rupestres desarrolladas por ellos.
Es de hacer notar que el último señalamiento no tiene aparente apoyatura en las fuentes históricas, donde para otros casos, al menos señalan el establecimiento de pueblos de doctrina de naturales. En el caso del espacio ocupado por el municipio Montalbán, pero también para los ocupados por los municipios Miranda y Bejuma, la historia oficial invisibiliza desde el siglo XVII la presencia de los indígenas arawacos, así como, de los Jirajaras en la conformación histórica y cultural de la región. Es necesario estudiar la tradición oral, así como, las prácticas culturales de los herederos de un formidable legado cultural.
Con respecto a la búsqueda de sentido o comprensión de las manifestaciones rupestres, específicamente los grabados sobre rocas, que se encuentran en el complejo arqueológico en estudio, se propone a manera de complemento de otras formas de hacerlo, el estudio de los mitos y rituales practicados por los tukanos, makus y arawakos del Noroeste Amazónico. En efecto, estos grupos étnicos, practicantes de la exogamia lingüística entre clanes y fratrias han formado una cultura entorno a la maloka y los rituales de dabakurí y yuruparí. El primero de ellos supone el intercambio de productos naturales entre los miembros de un clan, y el segundo, un intercambio más amplio de mujeres y productos entre dos o más clanes. En tales rituales el chamanismo funge de operador de las formas de organización social de acuerdo con los principios de la prohibición y la exogamia. Dicho de otra manera, en el Noroeste Amazónico existe en vigencia un sistema simbólico entorno a los rituales y mitos de yuruparí, que guardan relación, con el sistema simbólico que se expresa en el complejo arqueológico rupestre de Montalbán, así como, de otros yacimientos y complejos arqueológicos presente en la región. Con seguridad el estudio de tales relaciones permitirá un avance en el proceso de comprender la cosmovisión de nuestros ancestros.
Finalmente, es indispensable obtener del Estado Venezolano, a través de los órganos e instituciones correspondientes, la protección integral del Complejo Arqueológico Rupestre de Montalbán, por su importancia histórica y cultural, así como, de la cuenca alta del río Montalbán por su función productora de agua y reguladora del clima.


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